sábado, 7 de marzo de 2015


                                                   
Continuando con el escuchar efectivo les envío esta entrada para  tener en cuenta básicamente en la actitud en el escuchar.



                                           MATRIZ BÁSICA DEL ESCUCHAR

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Una vez que hemos entendido que el escuchar no es solamente palabras o signos tenemos que remitirnos a tres ámbitos diferentes

a) El ámbito de la acción

Una primera forma a través de la cual le conferimos sentido al hablar  (y que por lo tanto, constituye el escuchar) guarda relación con identificar las acciones comprometidas en el hablar. Locucionarias, ilocucionarias, perlocucionarias.
Existen otras acciones
a.1 La acción global involucrada en el lenguaje

Para ilustrarlo tomemos el ejemplo de alguien que dice “Fernando, te pido que le pidas disculpas a Verónica”. En este caso, esta petición podría ser parte de la acción de efectuar un reclamo, dentro de la cual se le pide a Fernando que se disculpe frente a Verónica.
a.2 La acción asociada

Se trata, obviamente de la acción que es materia de promesa. En este caso la de ir a pedir la disculpa a Verónica.

b) El ámbito de las inquietudes
Esto de hacernos cargo del otro antes que estos lo pidan (con nuestro cliente). El saber escuchar las inquietudes del cliente, para luego hacernos cargo de ellas, es factor determinante de nuestra capacidad de producir calidad.

c) El ámbito de lo posible

En una conversación, el hablar de uno modifica lo posible para el otro, permitiéndole a este decir lo que antes no habría dicho. Este decir, a su vez, le modifica lo posible al primero quien descubre ahora la posibilidad de decir algo sobre lo que jamás antes había pensado y así sucesivamente. En ello reside el gran poder de las conversaciones.
Los grandes seductores son maestros en el arte de modificar lo posible a través de la conversación.




d) El ámbito del interior de cada uno

Al hablar revelamos el ser que somos y quién nos escucha puede no sólo escuchar lo que decimos, puede también escuchar el ser que se constituye al decir lo que decimos. El hablar no sólo nos crea, sino también nos da a conocer, nos abre al otro, quien a través del escuchar, tiene una llave de acceso a nuestra forma de ser, a lo que llamamos el alma humana.
Se trata de un escuchar que trasciende lo dicho y que procura acceder al “ser”. Es precisamente en este sentido que se trata de un escuchar “ontologico”.

Hay que tener en cuenta fundamentalmente que al hablar hacemos accesible nuestro yo interior y que hay en ello una particular apertura hacia el otro.

Aparece el Tú en su verdadero significado la aceptación del otro como un legitimo otro es un requisito esencial del lenguaje. Sino aceptamos esto el escuchar será siempre limitado.
Cuando ponemos en crisis el tú cuando ponemos en duda la legitimidad del otro, cuando nos creemos superiores, cuando creemos que tenemos un acceso privilegiado a la verdad y a la justicia, que nuestra manera de ser es la mejor. Afecta a la apertura hacia el escuchar el ser del otro.
Uno de los grandes meritos de la democracia reside en el hecho de que se funda en el principio de la diferencia, la legitimidad, y la autonomía del otro (sin importar como este sea). La práctica de escuchar al otro en los clientes en los mercados competitivos, también coloca a la competencia del escuchar efectivo como condición del éxito. Como también la clave del éxito debería ser escuchar al otro. El autor dice es no lo vemos así en nuestra sociedad.

Una vez que hemos visto los requisitos esenciales y necesarios para el escuchar efectivo podemos avanzar hacia otros dominios de observación.
Hasta la proxima


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